Netanyahu contempla la expulsin de los inmigrantes ilegales que protagonizaron los violentos choques entre partidarios y contrarios al rgimen de Eritrea
Otro frente, inesperado, se ha abierto en Israel. A la mayor crisis civil en su historia a raz del polmico plan de reforma judicial del Gobierno que desde su anuncio en enero ha desatado masivas manifestaciones de protestas durante 35 semanas seguidas, al aumento sin precedentes del crimen organizado y delincuencia en el sector rabe israel (166 muertos en lo que va de ao), a los tambores de guerra con el grupo Hizbul en el Lbano, a la guerra en la sombra con Irn y a la ola de atentados ms letal en 20 aos en uno de los momentos de mayor pesimismo en el conflicto israelopalestino, se suman este fin de semana escenas de gran violencia en Tel Aviv con un origen lejano.
El sbado, los choques entre eritreos – partidarios y opositores al rgimen de Eritrea – agitaron el sur de la ciudad israel y sirvieron de recordatorio del limbo legal en el que viven miles de solicitantes de asilo. Varias horas de enfrentamientos entre los dos grupos eritreos – que usaron barras de hierro, palos y piedras siendo separados por los policas – provocaron 170 heridos (19 graves), 39 detenidos y numerosos destrozos de establecimientos y coches.
Tras la violenta batalla campal, el primer ministro Benjamn Netanyahu convoc una reunin de urgencia este domingo para sugerir «enrgicos pasos contra los alborotadores de los inaceptables disturbios». Entre las medidas, se encuentran la extensin de detenciones y la posibilidad de deportacin inmediata de los inmigrantes ilegales que participaron en los choques. «Me resulta difcil entender por qu tendramos un problema (de expulsarles) con aquellos que se declaran partidarios del rgimen (eritreo) que ciertamente no pueden reclamar un estatus de refugiado«, afirm Netanyahu ante posibles obstculos legales. «Si apoyan tanto al rgimen, pues deberan regresar a su pas de origen», aadi antes de partir a Chipre en su primer viaje desde que volvi al poder hace ocho meses.
As empez
Como cualquier sbado de verano, Tel Aviv se despert con parsimonia y silencio para una nueva jornada de playa, descanso y ocio. No as en su zona ms desfavorecida y convertida en la ltima dcada en el principal feudo de los africanos que entraron de forma ilegal cruzando la frontera egipcia de 230 kilmetros antes de que Israel la sellara con una enorme valla en 2013. La embajada de Eritrea haba organizado un evento en el sur de la ciudad para conmemorar el inicio de la Guerra de Independencia contra Etiopa en 1961. Para los opositores era un acto de «propaganda del dictador» en alusin al presidente Isaias Afewerki, bajo fuertes crticas por sus polticas represivas y por ejemplo no convocar elecciones desde la independencia en 1993.
La semana pasada, varias iglesias eritreas en Israel enviaron una carta a los responsables policiales pidiendo que no autorizaran al evento dada la elevada probabilidad de enfrentamientos como sucedi en otras partes del mundo. El despliegue policial fue especial pero insuficiente y pronto se vio desbordado ante centenares de eritreos llenos de ira contra sus compatriotas. Los agentes recibieron refuerzos ante lo que se iba confirmando hora tras hora como el choque ms violento en los ltimos aos en Tel Aviv despus que los opositores al rgimen de Asmara se saltaran las vallas para su manifestacin contra el acto de la embajada y atacaran a sus rivales y a los policias que hacan de barrera humana entre unos y otros. En los hospitales, se intentaba por un lado tratar a los heridos y por otro evitar que ellos o sus acompaantes siguieran all su pelea.
En la dura resaca en el barrio sureo de Shapira, Avi seala que no sali de casa en toda la jornada de sbado: «No creo que pueda olvidarlo. Fue un caos. Y lo peor es que puede volver a pasar», avisa este israel a EL MUNDO denunciando que su pas no hace nada por su barrio mientras el club B-Side, donde iba a realizarse el acto oficial, exhiba las huellas del vandalismo.
El empleo de municin real en algunos casos por agentes que alegaron que sus vidas estaban en peligro es investigado pero apoyado por el Inspector Jefe, Kobi Shabtai, que rechaz las crticas por la falta de preparacin tras los avisos de la comunidad eritrea. «Son mensajes que recibimos todos los aos. Hacemos todo lo posible para garantizar el sagrado derecho de la manifestacin pero vimos un nivel de violencia extremadamente elevado «, declara Shabtai al frente de un organismo con dficit de personal y supervit de retos y problemas.
La mayora de los eritreos en Israel – se cifran en unos 20.000 – estn afincados en el patio trasero de una de las ciudades ms caras del mundo, Tel Aviv. Son el grupo de inmigrantes ilegales ms numeroso seguido a mucha distancia por los sudaneses. Desde enero, ms de 2.000 eritreos han abandonado Israel con destino a pases como Canad, EE.UU y Alemania.
Desde las asociaciones de ayuda a los refugiados en Israel condenan la violencia, destacan que fue protagonizada por una minora y denuncian que su pas no estudia todos los casos de peticin de asilo dejndoles en una situacin de incertidumbre e indefensin en la que viven y trabajan sin papeles. Por ltimo, recuerdan que no puede expulsarles sin examinar su situacin ya sea porque firm convenciones internacionales al respecto. Su regreso forzado les pondra en peligro. Las autoridades locales replican que la inmensa mayora lleg para trabajar.
Como sucede en numerosos asuntos en Israel, lo sucedido en Tel Aviv se ha convertido en arma arrojadiza de partidarios y contrarios al plan de cambios del ministro de Justicia Yariv Levin para debilitar al Tribunal Supremo (TS). «Si alguien tuviera alguna duda sobre por qu la reforma judicial es tan importante, recibi hoy una respuesta aplastante. El Gobierno promovi y la Knsset promulg muchas leyes destinadas a afrontar el fenmeno de los infiltrados ilegales pero una y otra vez el TS anul estas medidas», acusa Levin.
En la oposicin, defienden la labor del TS y responsabilizan a Netanyahu que, excepto ao y medio, gobierna desde 2009. Y recuerdan que el primer ministro cedi en 2018 a las presiones de sus bases al anular el acuerdo con la ONU que l mismo haba anunciado horas antes como «el mejor posible» y «sin precedentes». La frmula entonces era que 16.250 inmigrantes seran legalizados en Israel y los otros 16.250 seran acogidos en otros pases. Hoy, Netanyahu declar que era «una mala solucin».